Ah, qué bonita la noche de San Lorenzo, en la playa admirando las «estrellas fugaces». Es cierto: ¡ya no es verano! Pero incluso en otoño es posible pedir un deseo mirando al cielo. Marque esta fecha en su agenda: el 21 de octubre de 2025 se producirá el punto álgido de la lluvia de meteoros de las Oriónidas.
Estrellas fugaces en octubre

Hablamos de un acontecimiento astronómico muy esperado que será especialmente propicio para la observación por su coincidencia con la luna nueva. Esta fase lunar, caracterizada por la ausencia de luz de la Luna, hará que el cielo esté lo más oscuro posible, creando las condiciones ideales para admirar las velocísimas y brillantes estrellas fugaces provocadas por los restos del cometa 1P/Halley -el único que puede verse a simple vista-. Este fenómeno se debe al paso de la Tierra a través de la estela de escombros dejada por el cometa.
A saber: un cometa es un pequeño cuerpo celeste formado por hielo, polvo y rocas que orbita alrededor del Sol. El cometa Halley regresará al sistema solar interior en 2061, una persona sólo puede verlo dos veces en la vida.
Las Oriónidas son conocidas por su velocidad y brillo, y constituyen un espectáculo fascinante visible a simple vista. El radiante, el punto desde el que parecen originarse estos meteoros, está situado en la constelación de Orión, de ahí el nombre de Oriónidas. Sin embargo, quienes dispongan de prismáticos o telescopio también podrán aprovechar la noche oscura para observar objetos más débiles del cosmos, como galaxias lejanas y nebulosas brillantes, que a menudo son invisibles a la luz de la Luna.
Así, la noche del 21 de octubre de 2025 será perfecta para disfrutar de este espectáculo natural en la tranquilidad de un cielo nocturno especialmente claro y oscuro. Recuerde que el lugar ideal para la observación es una zona poco iluminada (artificialmente).
Los meteoros aparecen como estelas de luz muy rápidas, con una velocidad de unos 66 kilómetros por segundo. El número de meteoros observables en el pico depende de la presencia de varias «estelas» del cometa Halley que se han acumulado en la órbita de la Tierra a lo largo de los años.