El US Avellino consiguió el ascenso a la Serie B el 19 de abril de 2025, durante las vacaciones de Pascua, justo dos días antes del fallecimiento del Papa Francisco, el 21 de abril a los 88 años. Esta coincidencia temporal especialmente cercana reavivó de inmediato el debate sobre la supuesta conexión entre los ascensos del club irpiniano y los acontecimientos papales. Las redes sociales se inundaron de comentarios y memes celebrando este aparente vínculo místico entre el club de Campania y el Vaticano, con miles de compartidos en las horas siguientes a la noticia del fallecimiento del Pontífice.
La leyenda de los «ascensos papales
Según el relato popular, que ya forma parte del folclore futbolístico italiano, el fenómeno habría comenzado en 1958, con la muerte del Papa Pío XII el 9 de octubre, cuando el Avellino jugaba en la entonces llamada liga interregional (cuarta serie). De hecho, el equipo logró el ascenso a la Serie C la temporada siguiente. Desde entonces, numerosos medios de comunicación deportivos y no deportivos han destacado una serie de coincidencias similares, hablando insistentemente de «seis ascensos papales en 67 años», creando una auténtica leyenda futbolística que ha sido amplificada por los aficionados de Irpinia como una especie de seña de identidad.
La verdad tras el mito
A pesar del aparente patrón que ha fascinado a aficionados y periodistas por igual, los datos muestran una realidad mucho más matizada y menos extraordinaria. Desde la Segunda Guerra Mundial, el Avellino ha logrado nada menos que 15 ascensos en los distintos campeonatos italianos, mientras que sólo ha habido seis papas fallecidos en el mismo periodo (más un papa emérito, Benedicto XVI). Esta simple comparación numérica ya muestra cómo la correlación es mucho más débil de lo que sugiere la narrativa popular. Como confirman fuentes fidedignas, sólo en dos o tres ocasiones el ascenso fue seguido o precedido poco después de la muerte de un pontífice, lo que hace que la estadística sea mucho menos impresionante.
Los casos realmente documentados y las incoherencias
Las coincidencias temporales más significativas y verificables se refieren a 1978 (ascenso histórico del Avellino a la Serie A y muerte de Pablo VI el 6 de agosto del mismo año), 2005 (ascenso a la Serie B con la victoria sobre el Nápoles en la final del playoff el 19 de junio, pocos meses después de la muerte de Juan Pablo II el 2 de abril) y ahora 2025, con la coincidencia especialmente estrecha entre el ascenso y la muerte del Papa Francisco.
Sin embargo, muchos otros ascensos mencionados en la leyenda tuvieron lugar meses después o antes de los respectivos acontecimientos papales, como en el caso de Pío XII (que murió en octubre de 1958, y el ascenso no se produjo hasta junio de 1959), o Benedicto XVI (que dimitió en febrero de 2013, mientras que Avellino no obtuvo el ascenso hasta el 5 de mayo, más de dos meses después).
El impacto mediático de la coincidencia
La sincronicidad entre acontecimientos deportivos y religiosos ha fascinado profundamente a los aficionados y medios de comunicación italianos, creando un fenómeno de interés que va mucho más allá del simple resultado deportivo para entrar en la dimensión de la superstición futbolística. Esta narrativa se difundió rápidamente en las redes sociales en tonos predominantemente divertidos e irónicos, antes de ser recogida por numerosos medios de comunicación locales y nacionales, alimentando titulares pegadizos basados en el dicho popular «cada muerte del Papa», que indica acontecimientos extremadamente raros.
Este fenómeno muestra cómo en el fútbol italiano, un deporte que se vive con una pasión casi religiosa, las estadísticas curiosas y las coincidencias pueden adquirir dimensiones casi mitológicas, independientemente de su consistencia estadística real.
A pesar de que los números cuentan una realidad menos extraordinaria de lo que a uno le gustaría creer, esta leyenda sigue fascinando y transmitiéndose. Después de todo, en un país en el que el fútbol y la fe representan dos pilares fundamentales de la cultura popular, ¿podría haber una coincidencia más fascinante que la que vincula el destino de un equipo de provincias con las más altas esferas de la Iglesia católica?